jueves, 20 de febrero de 2014

La caza de la bestia II (2014)

Megg se escondió dentro de su capucha, Mikk  al lado de ella  se tapaba nariz y boca , dejando en el suelo su pesada mochila llena de volúmenes, con un pañuelo en su otra mano tapaba los orificios de Ray que experimentaba movimientos espasmódicos  en las piernas. Kormik miró a los chicos y conteniendo la respiración dirigió una mirada furtiva a la criatura que se erguía frente a la compañía. Apretó con fuerza la empuñadura de su espada bastarda, tensó los músculos de sus brazos y apretando sus dientes clavó su espada en el suelo frente a la bestia. Levantó su muñeca y la rasgó con su afilada espada generando una pequeña corriente de sangre hacia su mano. Con sus dedos tomó su sangre y la llevó a sus labios saboreándola.
Sus pupilas se contrajeron y sus ojos se abrieron de par en par inyectados en sangre, Kormik comenzó a aumentar su respiración y las venas de su cuerpo empezaron a emerger dilatadas. De  entre sus calzas en la parte trasera asomó un apéndice peludo similar al de un canino, su rostro comenzó a afilarse y una enorme cantidad de pelaje asomaba de pecho, brazos y rostro. Sus iris ahora se tornaban amarillos y sus manos eran ahora enormes garras.
Bestia contra bestia, Kormik se abalanzó contra la criatura que movía continuamente sus tentáculos , dejaba en el suelo un rastro de un extraño líquido verdoso  que resultaba bastante repugnante. Clavó su ahora considerable mandíbula en la bestia, el guerrero había entrado en un salvaje trance. La criatura rodeó a Kormik con uno de sus tentáculos y comenzó a presionar con fuerza. Megg y Mikk cargando con Ray se mantenían al margen observando la situación con preocupación en sus rostros. Un zarpazo de Kormik mantuvo al ente a raya permitiéndole volver al suelo, sediento de sangre, el guerrero volvió a acometer contra la criatura en una fracción de segundo. El monstruo abrió sus fauces triplicando su tamaño inicial ejerciendo una fuerte succión hacía sí. Atraído con una gran potencia hacia las fauces, un brazo de Kormik entro por completó en la boca del monstruo provocando un rugido de dolor cuyo eco resonó en la caverna.  Haciendo honor a su apelativo Kormik concentró toda su fuerza en su puño libre y acometió salvaje y repetidamente  contra el cráneo de la criatura. El monstruo aumentaba la presión sobre el brazo de Kormik, la sangre comenzaba a manar de entre la fatal dentadura de la bestia. Ajeno al dolor el medio hombre continuó arremetiendo fuertemente contra la cabeza del ser hasta que la criatura dejó de apretar el brazo algo aturdida. Aprovechando el momento Kormik fue hasta su espada rodando. La bestia continuó escupiendo ácido en dirección al malherido que dejaba un rastro de sangre que manaba de su brazo.  Tratando de evadirse de la dolorosa herida del brazo, la cual era bastante profunda y perdía mucha sangre, se aproximó a la bestia clavándole la espada justo en el centro de  donde partía la red de tentáculos negros que configuraban su cuerpo. Perdiendo la fuerza para apoyarse en todos sus apéndices, el monstruo cayó al suelo segregando más fétido moco del que generaba en su desplazamiento. Una estocada más directa en el suelo terminó con la vida del mismo, un agudo gemido lastimero  terminó con el sufrimiento del engendro. Kormik derrotado, dejó caer su espada y cayó al suelo en un charco de sangre, sus facciones habían vuelto a la normalidad no había rastro de la cola y del pelaje que lucía hace unos instantes.

La cacería había terminado.

domingo, 16 de febrero de 2014

La caza de la bestia (2014)

Vieja Vrunni

Luna en cuarto creciente, dentro de Anímedes.

Las tabernas seguían abiertas al viajero a aquellas horas de la noche, las posadas ofrecían cama y comida caliente para aquel que viniera a resguardarse del temporal. La tormenta era fuerte y los truenos resonaban como si el cielo estuviera quebrándose.
Los rumores sobre la caza y captura de una extraña criatura habían traído a la cuadrilla de Kormik destrozacráneos hasta Vieja Vrunni.
-Si no me equivoco los bosques que delimitan la ciudad son su lugar de esparcimiento, puede encontrarse en cualquier lugar, hemos elegido un mal día con esta tormenta- Un chico joven delgado que portaba una mochila llena de mapas comenzó a trazar una línea organizando una ruta. Su cabello era oscuro  y su piel clara, manos pequeñas y ojos verdes inquietos.
-Megg ¿podemos parar y continuar mañana? -Kormik le pregunto a la chica pelirroja que les acompañaba envuelta en una túnica harapienta echada a perder por el camino. Ella se quitó la capucha y levantando la cabeza miró al cielo escarlata:
- Mañana no es el día- La chica volvió a resguardarse en la capucha
-¿Lo será hoy? - dijo Ray, otro joven burlonamente que se encontraba a la derecha de Kormik
-¡Calla estúpido!- le replicó el chico de los inquietos ojos verdes
La cuadrilla prosiguió internándose en el bosque, la lluvia no cesaba iban calados hasta los huesos. Megg sacó de sus saquillos una piedra blanca, su textura era parecida al cuarzo la frotó repetidamente con su pulgar  mientras posaba una de sus manos en la corteza de un gran árbol, pronunciando un canto entre susurros la piedra comenzó a emitir una luz blanco azulada que permitía ver a los presentes en la total oscuridad del bosque. No habían profundizado mucho aún pero los árboles eran gruesos y altos, solo se escuchaba el sonido de sus pasos , el de la fauna nocturna y la lluvia cayendo sobre hojas, ramas y hierba.
-Hay un arroyo a menos de cincuenta pasos- dijo Kormik
Crecido por la tormenta los aventureros aprovecharon para beber algo de agua, sentarse y descansar.
-Vamos a enfermar Kormik, espero que nos pagues bien- dijo Ray. Miraba el suelo posiblemente tratando de identificar alguna huella.
Sus pasos ya se hundían en la tierra mojada, no había rastro de ninguna bestia y los presentes comenzaban a mirar a la chica pelirroja con algo de recelo. Continuaron avanzando ya con una marcha pesada.
-¿A dónde vas Ray?- dijo el chico de a mochila cargada de papeles y extraños volúmenes.
El chico se perdió en la oscuridad, pasado un buen rato se escuchó su voz en la lejanía advirtiendo de la presencia de una gruta. El grupo avanzó hasta visualizar la caverna donde se resguardarían a esperar.
-Aquí huele a sangre y a cadáver- dijo Kormik ya entrando en la gruta.
Estrecha pero de alto techo la caverna estaba llena de extraños excrementos y restos de huesos con algo de carne aún adherida.
Un sollozo se escuchaba en las profundidades. La cuadrilla se dirigió a identificar de donde provenía.
Llegados a cierto punto la caverna se ensanchaba para dar varios túneles en tres direcciones, siguiendo a la criatura sollozante se decantaron por el central donde había varias antorchas.
-¡Es una mujer! ¡Está desnuda!- Ray se apresuró a curiosear sin ser visto. Apoyado sus manos en una gran piedra se escondió mientras contemplaba la escena. Era una mujer de generosos senos , figura esbelta y cabellos rubios rizados que caían por su espalda. Se encontraba completamente desnuda y lloraba desconsoladamente deambulando por la gruta.
Ray movido por las hormonas y una extraña y repentina necesidad de ayudar al prójimo se apresuró a ayudar a tan desamparada mujer antes de que  Megg pudiera abrir la boca.
-¡¿Es que no piensa en otra cosa?!
-Es una pobre mujer probablemente perdida y desorientada...tal vez secuestrada- dijo Kormik mientras se atusaba la barba mirando las generosas formas de la señora.
-¿Completamente desnuda en una cueva con olor a cadáver y sangre?- dijo Megg mirando a Kormik con la ceja levantada.
El resto de la cuadrilla se mantuvo a la espera del encuentro entre Ray y la mujer.
-¿Te has perdido? ¿Sabes quién vive aquí?- El chico se acercó pausadamente tratando de no asustarla. La mujer le devolvió la mirada, sus ojos estaban llenos de lágrimas. Su cara reflejaba un verdadero terror, estaba confusa y sus manos le temblaban.  Consciente ya de la situación Ray miró al resto y les indicó que se acercasen:
-Quien sea que vive aquí ha debido molestar a esta pobre mujer- dijo Ray mirando al resto del equipo.
 En este preciso instante, cuando Ray giró la nunca la sollozante mujer que se encontraba a sus espaldas convirtió sus miembros superiores en negros tentáculos que aprisionaron al chico. Las finas y hermosas facciones de la mujer se convirtieron en unos enormes colmillos y una lengua viperina. Antes de que sus compañeros pudieran auxiliarle aquella víbora le había clavado sus mortíferos colmillos y continuaba asfixiando al pobre muchacho.
Kormik corrió hacia la bestia, desenfundó su espada y cortó los tentáculos que tenían preso a Ray. Una carcajada de aquella monstruosidad resonaba en los oídos de los presentes, todo daba vueltas y les era imposible coordinar sus movimientos. Un horrible dolor penetró en sus oídos. Desfallecían y perdían las fuerzas. Ray se encontraba tendido en el suelo con dificultad para respirar.
 Sacando fuerzas de flaqueza Kormik avanzó hasta donde se encontraba la bestia y evitando uno de sus tentáculos le propino una estocada en su ahora abdomen escamoso, después cayó al suelo desorientado. Ya la bestia debilitada se iba a abalanzar contra su último atacante cuando Megg clavó su daga en la espalda del ser. Al penetrar causó un enorme resplandor, una luz que salía de la boca de la bestia y que la cegó. Ya completamente invidente no dejaba de atacar enemigos inexistentes, Kormik sin dificultad ninguna cercenó su cabeza en cuanto se puso en pie.
Se apresuraron a ver el estado de su compañero:
-¿Estás bien Ray?- dijo el chico de cabello negro.
El joven respiraba entrecortadamente , temblaba  y sudaba al mismo tiempo.
-Creo... que... estoy... envenenado- Megg se apresuró  a mirarle el cuello y allí estaban aquellos dos colmillos clavados, la piel alrededor de los orificios había comenzado a podrirse.
Un ruido proveniente de los pasillos los alertó. Era un ruido sibilante, como el de una serpiente al reptar.
-Es enorme- dijo Kormik susurrando- Debemos movernos de aquí
Se colocaron detrás de unas rocas, entre todos arrastraron rápido a su amigo que se deterioraba por momentos.
Sus ojos no podían dar crédito a lo que veían, de las entrañas de la gruta un ser enorme y repugnante había acudido probablemente a la señal de auxilio de  uno de sus esbirros. Estaba cubierto de tentáculos negros y se movilizaba gracias a ellos. En el centro había una enorme boca solo llena de dientes afilados distribuidos circularmente en varias filas. Cuando llegó ante el ser caído, alargó uno de sus tentáculos y multiplicando el tamaño de su boca desmesuradamente engulló a la criatura muerta, la devoró en segundos dejando solo en el suelo los huesos y algunas trazas de músculo.
La cuadrilla se mantenía en silencio esforzándose por no ser percibidos cuando un grito de Ray que estaba comenzando a delirar alertó de su posición.
Movilizando sus tentáculos se aproximaba al grupo, una nube de gas espesa que provenía del monstruo contaminó la habitación.
-¡No respiréis!- Dijo Kormik


viernes, 14 de febrero de 2014

La gema misteriosa (2014)

Aquella gema encerraba dentro de sí la fría escarcha de las regiones del norte de donde provenía. De una belleza inusual y un brillo sobrenatural su angulada forma  dibujaba un trapezoedro delicadamente regular  y transparente.  
-Sin duda es obra de un mago- dijo una voz segura y algo cantarina
-¡En ese caso yo no quiero llevarla!
-¡Oh vamos no seas gallina! La llevaremos al pueblo y sacaremos algo por ella, con suerte que sea de un mago y así no tendremos que volver a esa asquerosa mina nunca más.
-¿Y por qué tendría que tratarse de la obra de un mago? ¿Alguna vez has visto una gema mágica Reva?- El muchacho que sostenía la gema miraba ilusionado a su interlocutora
-Bueno, alguna vez que otra ...y se venden a muy buen precio créeme- La mujer llevaba el carromato pausadamente, estaba abrigada con varias pieles y masticaba una planta cuyo tallo sobresalía.
Habían pasado cientos de años desde que se viera a un mago por aquella región. La mera mención de enseres mágicos en aquel pueblo enloquecía  a cualquiera para bien o para mal.
El carromato llegó al pueblo en una media hora  y Reva que quería dar un trago dejó el carro bajo la supervisión del muchacho.
-Entro un rato a tomarme una pinta, se buen chico y cuando vuelva te daré unas monedas más- Reva se bajó del carró dio unas palmaditas al viejo caballo y fue preparando sus saquillos para cambiar alguna que otra moneda por alguna bebida espirituosa.
El muchacho aún guardaba la gema que habían encontrado en una bolsa, la sacó de nuevo para contemplarla. Era una lástima que Reva la vendiera ¿qué secretos entrañaría? La frotó levemente con sus manos recorriéndola despacio, su brillo azulado era cautivador.
Los ruidos de unas pisadas hasta el carromato lo alertó, eran varios y pesaban más que él por el ruido de las pisadas en la nieve.
-Hola chico ¿qué traes en ese carro? ¿Nos dejas echar una ojeada?- Un hombre no muy robusto con bigote y calvo se subió al carro bruscamente tratando de asustar al guardián del mismo.
-Venimos de llevar provisiones a las minas de carbón, el carro está vacío- El nerviosismo comenzó  a hacerse patente en el timbre de voz del chico.
Otra voz algo más fina pero proveniente de un cerebro más complejo que el anterior formuló una pregunta:
-Entonces, si el carro está vacío...¿Podemos ver que llevas en esa bolsa?- Obviamente se refería a la gema que sin ningún tipo de cuidado estaba mirando mientras esperaba a Reva.
Un chasquido de dedos y 3 personas se subieron al carro a coger la bolsa que portaba el muchacho.
-Si me la das no te haremos daño, te doy mi palabra- dijo el hombre del bigote
El portador de la bolsa de yute estaba temblando y apretaba la bolsa contra su cuerpo con todas sus fuerzas.
-Vamos estúpido ¿me vas a hacer sacar un juguetito?- Otro rufián de cabello largo y recogido sacó una navaja poco afilada- Si gritas  te corto el cuello aquí mismo.
No podía salir corriendo, estaba rodeado no sabía cómo reaccionar se encontraba muy nervioso, sus manos temblorosas tendieron la bolsa a los malechores.
-Buen chico- Dijo una voz más fina, el más delgado del grupo miró al muchacho cómicamente y se dispuso a abrir la bolsa para ver su contenido.
El pequeño saco estaba vacío.
-¡¿Qué diablos!? ¡¡Qué estabas mirando aquí dentro!?- El hombre que estaba inspeccionando la bolsa se la tendió a sus compinches para verificar posiblemente que ese chiquillo era un demente o un payaso, después la tiro al suelo.
-Adiós pirado, quédate con tu maravillosa bolsa...- Los ecos de las risas resonaban mientras se bajaban del carro y se alejaban.
No daba crédito a lo que acababa de ocurrir, ¡la  gema había desaparecido delante de sus narices! Se frotó varias veces los ojos , recogió la bolsa del suelo, la gema no estaba y sus atracadores tampoco.
Al rato salió Reva de la taberna con las mejillas sonrosadas y una sonrisa de oreja a oreja:
-¿Qué tal pollito?¡Qué frío!- La mujer le tiende al muchacho unas monedas y sube al carro de un salto, arriba se tambaleó un poco antes de sentarse
Ya llegando al pueblo Reva con voz ronca le dice a su acompañante:
- Te dejaré en casa, mañana a la misma hora¡ y no me hagas esperar! ¿Tienes esa gema que encontraste?
-Me temo que la he perdido- no iba a creer su explicación.
La mujer arrugó la cara y con gesto de pesadumbre le dijo al chico:
-¡Qué esperar! ¡Rápido vete antes de que haga algo de lo que me arrepienta!
El muchacho se bajó del carro y le hizo un gesto a la mujer de despedida.  Visualizando ya su hogar, una casita muy humilde cuya chimenea humeaba echó mano de sus bolsillos para contar las monedas que Reva le había dado.
No podía dar crédito a lo que veía. Junto con unas cuantas monedas de cobre, allí se encontraba brillante e intacta, la gema desaparecida.

¡Lee Cuentos de Delonna!